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lunes, 4 de julio de 2016

Capítulos 36, 37, 38 y 39

Capítulo 36

-¿Qué nos hemos perdido?
-Oh pues mira hermanita, les estaba comentando lo que hablamos anoche tú y yo.
-Ah, ¿lo de que se nota que son aralios?- ante ésto Jake escupe la cerveza que estaba a punto de tragar. Ya era hora de que se sobresaltara un poquito, lleva un día demasiado tranquilo.
-Sí, pero baja la voz.- susurra Flair.
Jake gira la cabeza hacia mí con los ojos desorbitados. No comprendía como esos dos se habían dado cuenta tan rápido de nuestro origen. Lo miro fijamente intentando tranquilizarlo. Es lo que tiene habernos criado juntos, una sola mirada de uno basta para saber qué quiere el otro.
-A ver, solo quiero que sepáis que no vamos a delataros y, aunque me encantaría saber por qué habéis decidido bajar al infierno, sé que no confiáis en nosotros tanto como para decirlo. Al menos por el momento. Por eso, tranquilizaos y comamos. ¿Hay algo que queráis saber acerca de Pryon?
Cómo matar a tu Rey y al arquero” pienso. Aunque claro está, me muerdo la lengua y me lleno la boca de estofado. Está asqueroso. Como todo en este maldito país.
-De momento, con lo que nos has contado es suficiente- dice Ishtral.
-Pero no os preocupéis por nada, mi hermano y yo cuidaremos de vosotros en el camino puesto que vamos al mismo sitio. No dejaremos que nadie más os reconozca.- afirma Neldrey con su usual tono despreocupado.
Miro con reproche a Jake que me aparta la mirada. ¿Cómo ha podido revelarle a esa chica hacia dónde vamos?
-Agradecemos vuestra ayuda, pero, ¿por qué arriesgarse a viajar con unos aralios?
-Porque odiamos al Rey tanto o más que vosotros.- me asombra la frialdad impresa en la voz de Neldrey.
-¿A qué te refieres?- pregunta Jake dulcemente.
-A que la vida del grandioso monarca gira en torno a cierto miembro que le cuelga entre las piernas. Se ha acostado con la mayoría de las mujeres de La Capital y si éstas se resisten, más divertido le parece. Nuestra madre fue una de ésas que se resistieron. Ahora no somos más que bastardos de un hombre al que odiamos. Además, cuando el Rey se percata de la gran “familia” que tiene, hace una “purga”, que es como él llama al asesinato de decenas de niños. Nosotros sobrevivimos gracias a nuestra madre aunque ésta lo pagó con su vida- la confesión de Neldrey nos deja sin palabras y Flair baja la mirada, totalmente inexpresiva.
El posadero trae los dos platos de comida que hacían falta y comemos en silencio. Sin mirarnos apenas unos a otros. Flair es el que primero acaba y se levanta. Alza el lado derecho de su capa y saca un pequeño instrumento parecido a una guitarra en miniatura.
-¿Qué haces?- pregunto.
-No me gusta el silencio. Lo mejor para acabar con él es la música.
De repente, se sube sobre una mesa vacía llamando la atención de todo el mundo. Y comienza a rasgar las cuerdas de ese extraño instrumento. Cuando entona la primera nota de esa canción, todo mi cuerpo se relaja. Su voz, rasgada y grave, profunda y embriagadora, llena la sala. Jamás había oído a nadie cantar así. Por un momento pienso que podría enamorarme de Flair si nunca dejase de cantar.

En ese momento, junto a la ventana

Shadow, envuelto en una enorme capa más oscura que la noche, los observa sentado en la mesa más alejada a la del sargento Blood, junto a la ventana, empañándola con su aliento. Baja la cabeza hacia su plato cuando Ishtral alza la vista. Ya los tiene. El único problema es que no está la princesa, que es su principal objetivo. “No importa, pronto aparecerá, no va a estar alejada de sus amigos por mucho tiempo” piensa para sí mismo. Ahora, lo que debe hacer es seguirlos a donde vayan como si fuera su sombra.

Capítulo 37

A la mañana siguiente, recogemos nuestras cosas mientras Jake paga al anciano que nunca cesa de toser. Así, a primera hora de la mañana, Flair, Neldrey, Jake, Ishtral y yo nos encaminamos hacia La Capital. De lo que ninguno de nosotros es consciente es que una sexta sombra sigue nuestros pasos muy de cerca.
Ishtral y Flair miran el mapa que nos dio Kitz, el camino más rápido para llegar a nuestro destino, y el que dijimos a Rothian que seguiríamos, es a través de un espeso e inmenso bosque, tras él, hay una montaña y al otro lado se encuentra la ciudad. Me estremezco al pensar en el Bosque Muerto y espero que ésta otra masa forestal no sea tan peligrosa como la que hemos dejado atrás.
La marcha la encabezan Flair y Neldrey. De momento no se ve ningún bosque, supongo que para ello debemos caminar algo más. Al principio, cada uno va hablando de cualquier trivialidad que se nos ocurre para amenizar el viaje. Entonces, Flair se gira con algo en la mano, ese objeto libera un leve destello.
-¡Lyx aparta!- Ishtral me empuja y caigo junto a un árbol sin saber qué acababa de pasar. Miro el lugar en el que estaba antes de caer y veo una pequeña daga clavada en la tierra. Jake viene a ver cómo estoy y el sargento se coloca delante de nosotros con su arma preparada.
-¡Buenos reflejos Blood!- apunta alegremente Neldrey.
-¿Qué pretendías hacer?- dice con odio Ishtral, ignorando a la joven rubia.
-Solo quería ver cuál de vosotros es el más hábil en una pelea. Por si nos vemos envueltos en alguna. Tranquilo, no iba a hacerle daño a Lyx, lancé el puñal desviado. Únicamente tiré hacia ella porque supuse que alguno de vosotros intentaría salvarla.
-Supones demasiado- añade Jake.
-Y siempre bien. - dice sonriendo.
Jake me ayuda a levantarme. No digo nada porque mis ojos brillan anaranjados. Me late el cuello tan fuerte que creo que las venas me van a estallar.
-Bueno, al menos, con este pequeño experimento me he dado cuenta que el más ágil y capaz es Blood. Me gustaría ahora...
No oigo nada de lo que dicen, mis oídos están llenos por las carcajadas alocadas de la araña que nunca me deja. Es como si mis músculos y huesos fueran a derretirse. Dejo de ser consciente de lo que hago. Me libero de los brazos de Jake y, en un pestañeo, me sitúo delante de Ishtral, daga en mano, y la lanzo hacia Flair. Un hilo de sangre mana de su cuello. Todos están atónitos, yo la primera, ante mi inexplicable velocidad y puntería. Si un destello de conciencia no hubiera asomado a mi mente en el último segundo, Flair tendría el cuchillo clavado en la garganta.
-Vaya hermanito, casi te ensarta. Nunca debes enfadar a Lyx, ¿sabes?- ni siquiera en este momento Neldrey se pone nerviosa.
Flair roza con el índice su cuello herido y lame la sangre.
-Vale, Blood es el hábil en combate, imagino que Jake cuenta con su agilidad y fuerza bruta y Lyx... Tú tienes unas cualidades muy interesantes- dice el chico mientras presiona su herida y me mira fijamente a los ojos.
Poco a poco, normalizo mis latidos, el naranja de mi mirar se va apagando y las heridas negras se hacen más pequeñas. Me alejo de ellos dejando a Jake petrificado. Ishtral me mira de hito en hito. “Maté a mi hermana” las palabras que Kitz me dijo taladran mi mente, seguramente lo hizo en un acceso de ira como el que yo acababa de vivir. ¿Y si les hago algo a ellos? No me lo perdonaría. Ya cargo con el peso de la muerte de mi madre a mis espaldas, no quiero más cadáveres. El problema es que sé perfectamente (aunque ojalá no fuera así) que una parte de mí ha disfrutado sabiéndome tan poderosa. Creo que es ese placer que he sentido lo que me hace aún más peligrosa.

Cuando creo que ya me he alejado lo suficiente de ellos, unas lágrimas furtivas comienzan a escaparse de mis ojos. Tengo miedo de mí misma.
-Mi dulce niña, ¿estás asustada?
Levanto la cabeza con los ojos muy abiertos y veo una enorme telaraña y a su dueña balanceándose sobre ella.
-Tú... ¿Qué me has hecho?
-Qué impertinente que es esta juventud. Ni siquiera me has preguntado cómo estoy.
-No estás aquí. No existes.- intento convencerme a mí misma y cierro los ojos en un acto pueril creyendo que, al abrirlos,todo habrá sido un sueño.
-Si no existo... ¿ésto te dolería tanto?- susurra tras de mí la vieja araña y clava una de sus patas en las heridas de mi clavícula y cuello. Un grito ensordecedor huye de mi garganta, destrozándola. No reconozco mi propia voz. Caigo derrotada al suelo, temblando y bañada en sudor frío. Mi peor pesadilla desaparece dejando tras ella solo el eco de su risa espectral.
Lo último que veo antes de desmayarme son los ojos de oro de Ishtral alzando mi estertóreo cuerpo.

Capítulo 38

Me despierto en un claro, ¿cuándo habíamos entrado en el bosque? Me duele todo el cuerpo y la cabeza me da vueltas. Me levanto y vacío mi cuerpo a base de arcadas incontrolables. Neldrey viene corriendo hacia mí.
-No me toques.
La aparto y, tras limpiarme la comisura de la boca con la manga, me siento frente a ella. Neldrey esboza una sonrisa arrebatadora y toma asiento cerca de mí.
-Vaya vaya, eres toda una caja de sorpresas, ¿eh?
-Olvídame.
-Es casi imposible, por poco le abres a mi hermano un agujero nuevo. Eso no es muy amable de tu parte, ¿sabes?
-En mi defensa diré que él me atacó antes.
-No iba a matarte.
-Yo tampoco quería matarlo.
-Mientes.
-¿Por qué crees eso?
-Porque sonreías mientras lanzabas la daga. Porque en los ojos prendidos en llamas se te veía disfrutar. Parecías una loca, Lyx. En ese momento no eras tú.
-Tú no sabes quién soy para decir eso.
-Sé que, excepto esos momentos dignos de una psicópata, no eres una asesina. Jake siempre me habla de lo buena que eres con él y con vuestros huérfanos.
La sola mención de esos niños hace que se me estruje el corazón, o lo que queda de él. Lo poco que aún no se ha comido la bestia que crece en mí.
-¿Qué te propones con Jake?- pregunto cambiando de tema.
-¿Te importa?
-Sí, es mi mejor amigo.
-¿Solo eso? Porque para él no eres únicamente una amiga.
Me mantengo en silencio, ella se reclina en la hierba y, mirando al cielo estrellado, sigue hablando.
-Tu amigo me gusta. Tranquila, no voy a volver a intentar matarle como el día que os conocí.
-Por tu propio bien, más te vale.- ella me mira, divertida, ante mi tono amenazador.
Poco después de eso llegan Flair y Jake con madera. Ishtral trae en las manos un par de liebres que ha cazado. Por lo visto, no vamos a cenar mal.
-¿Qué tal estás?- me pregunta Jake dulcemente mientras acaricia mi mejilla. Su solo roce hace que me calme.
-Mucho mejor, gracias.
-Menudo susto nos has dado, cuando Blood te trajo en brazos no parabas de temblar y tenías los ojos casi en blanco, sumida en un ataque de pánico. Es como si hubieras visto una aparición.- dice Flair y me fijo en que tiene el cuello vendado. No obstante, no voy a disculparme. Su estúpida prueba para ver cuáles eran nuestras habilidades en batalla había causado todo lo demás.
Busco la mirada de Ishtral, que me rehuye. Se mantiene en un mutismo premeditado mientras prepara la cena. Quiere que sepa que algo no va bien y que va a exigirme respuestas. En el Bosque Muerto pude disuadirle de dejar a un lado mis heridas. No sé si seré capaz de volver a hacerlo.
Neldrey se sienta muy cerca de Jake, aunque éste, de momento, sigue teniendo más interés es mí. Creo que es la primera vez que me alegro de que mi amigo esté enamorado de mí. Neldrey no es la adecuada para él.
Cenamos tranquilos, el ambiente es pacífico y sosegado. Irónicamente esa paz me resulta perturbadora. El sargento es el que menos habla durante la cena y no deja que nuestras miradas se crucen ni una sola vez. Al acabar de comer, Neldrey le pide a su hermano que entone una canción. Éste no se hace de rogar. Lo único que me hace olvidar el dolor de perder a mi hermano y a mí misma en una cruzada casi suicida es la voz angelical de Flair. Es simplemente maravilloso.
Cuando acaba, dice que se va a dormir, que está agotado.
-Lyx, quiero hablar contigo a solas.- Me sorprende oír la voz de Ishtral dirigiéndose a mí. No lo había hecho durante horas.
-De acuerdo.- digo dócilmente.
Jake hace el amago de ir tras nosotros mientras nos ve alejarnos en silencio pero el cuerpo de Neldrey se lo impide.
-Ah no, tú eres mío. Si te vas tras ella me pondré celosa. Vamos a hablar también tú y yo... A solas.- las dos últimas palabras son un simple susurro en la noche mientras su vestido se desliza hasta sus pies dejando a la vista de Jake su cuerpo joven y perfecto.
Ishtral, frente a mí, se para en seco, se gira y aprisiona mi muñeca derecha bajándome la blusa hasta ver las heridas.
-Lo sabía, no se han curado. Es más, diría que han crecido. ¿Vaya arañazo más especial te hiciste al caerte del tejado no?
Sabía que me iba a interrogar sobre eso.
-Ishtral, ya hablamos de eso. No es nada.
-¿Ah no? Pues la Lyx que conocí era ágil y veloz, pero no más rápida que un simple pestañeo. La Lyx que conocí no lanzaba puñales como si de dardos se tratasen... ni caía al suelo presa de un ataque de pánico. ¿Qué te está ocurriendo?- la preocupación se nota en su voz. Tengo ganas de llorar y él lo nota. Suspira y me atrae hacia sí dándome un abrazo.
-Solo quiero saber cómo ayudarte Lyx. No te encierres en ti misma ni finjas ser más fuerte de lo que eres.
Eso me molesta. Odio que crean conocerme tan bien como para juzgarme. Me deshago bruscamente de sus brazos y lo miro con gesto amenazador.
-Mira, “sargento Blood”. Seré todo lo fuerte que necesite ser y ni tú ni nadie tiene derecho a juzgarme. No tengo por qué contarte qué me sucede ni qué me hace comportarme así. Además, precisamente tú, no eres el más indicado para hablar de encerrarse en uno mismo. ¿Tengo que recordarte que ni siquiera eres capaz de dejar que otros, aparte de mí, te llamen “Ishtral”?
-Lyx, baja el cuchillo.
¿Qué? ¿cuándo había cogido el cuchillo? ¿por qué estaba apuntándole con él?
Alzo los ojos llorosos y tras él, veo a una anciana demasiado familiar ya. “Es cuestión de tiempo que lo mates, mi pequeña Lyx”. Eso es lo que la vieja susurra en mi mente. Caigo de rodillas, sin energía y verdaderamente asustada.
¿De verdad sería capaz de matar a Ishtral? Éste se acerca lentamente a mí.
-¡No!, ¡No te acerques! No quiero hacerte daño... por favor.- hace años que no suplico.
-No vas a hacerme daño.
Esa es la única respuesta de Ishtral antes de dejarme llorar como una niña pequeña en su hombro. Cuando me calmo, vuelve a preguntarme qué me está sucediendo. Se lo cuento todo. Así, al menos me aseguro de que si vuelvo a ceder ante la locura, él sabrá qué me pasa y se pondrá a sí mismo y al resto a salvo.
-Entonces, haremos lo que dijo Kitz. Vas a aprender a controlar tus nuevos “poderes”. Quizás así no pierdas el control tan fácilmente.
-¿Cómo?
-Te enseñaré a luchar.
-¿Seguro? Va a ser como darle una antorcha a un pirómano.
Él se rió y simplemente dijo: “confío en ti”.


Capítulo 39

Cuando Ishtral y yo volvemos al claro del bosque en el que estamos acampando por esta noche veo a Neldrey sentada, semidesnuda, sobre el regazo de Jake. No me digas que están... Ishtral se ríe sin apartar la mirada. Sí, es exactamente lo que parece. Jake, sudando, abre un momento los ojos y ve al sargento observando con una expresión un tanto cómica y a mí, azorada, girada para no ver el espectáculo.
-¡Lyx!- Mi amigo se levanta, tirando a Neldrey al suelo.
-Anda, tápate.- Dice Ishtral tendiéndole una chaqueta que estaba en el suelo.
-Jake, no eres malo pero así no se acaba. Tú habrás llegado pero yo no. Eres un egoísta.- Neldrey, como siempre, ajena a cualquier preocupación.
Flair, que estaba durmiendo, se despierta y se acerca; solo se le ocurre silbar y decir: “vaya hermanita, qué eficaz eres”. Parece una reunión de locos. Me alejo de ellos, el ambiente está demasiado cargado. Jake, aún a medio vestir, viene corriendo detrás de mí.
-¡Lyx! ¡Espera! Quiero hablar contigo.
-¿De qué? ¿de tu repentino amor por esa...? ¿cómo decirlo? Ah sí, prostituta Jake, es una prostituta. No creas que te quiere precisamente por tu gran corazón.
-Es gracioso- dice más seriamente.
-¿El qué?
-Siempre me dices que me rinda contigo, que no me quieres y, sin embargo, estás celosa.
-¿Todavía no te ha subido la sangre al cerebro?
-Estoy perfectamente lúcido Lyx. Y si no estás celosa, ¿por qué te molesta con quién me acuesto?
-Porque eres mi mejor amigo y esa chica no es de fiar. No confío en sus motivaciones. Dice que te quiere y te conoció hace dos días, no me hagas reír.
Nadie se enamora tan rápido.
-Bueno, tú te quedaste “prendada” de ese bobo real diez minutos después de conocerlo.
-¿Y ahora por qué metes al sargento Blood? Él no tiene nada que ver en ésto. Estamos hablando de ti y de esa chica.
-Se llama Neldrey. ¿Y sabes, Lyx? Rápido o no, ella ha llegado a sentir algo por mí y lo tiene claro. No como tú. Ya estoy harto de correr tras de ti y nunca alcanzarte. Ella ha sido la que ha hecho que abra los ojos. Ahora es tu turno de aclararte.
-¡Jake, cariño!- de la nada sale Neldrey y se abraza a mi amigo.
-¿Qué haces tú aquí?
-No quiero dejarte solo con ella. Es un poquito inestable. No te lo tomes a mal Lyx, solo me preocupo por mi Jake.
Levanto la cabeza y aunque sonrío con mi boca, mis ojos maldicen a esa chica.
-No te preocupes. Ya te dejo a solas con “tu Jake”.- enfatizo especialmente las dos últimas palabras y, mientras me alejo y vuelvo hacia donde están los demás, oigo a Jake discutir en voz baja con Neldrey. Parece que a mi amigo no le ha sentado muy bien que nos interrumpiera.

Cuando regreso me siento al lado de Ishtral. “¿estás bien?” me pregunta. “Ojalá lo supiera” pienso. No estoy celosa de Neldrey, sé que no siento nada romántico por Jake por mucho que éste se empeñe en que tengo dudas. Es solo que esa chica es muy extraña, no sé describirlo, es como si, en el fondo, supiera que si todas nuestras vidas dependiesen de ella, Neldrey simplemente se iría, sonriendo y saltando como siempre, en la dirección opuesta, dejándonos morir.

Flair se ha quedado dormido como si nada le preocupase. Yo, por mi parte, estoy agotada. Poco a poco, al calor del fuego, me voy quedando dormida apoyada en el hombro de Ishtral mientras la pareja vuelve y se acomoda junto a la fogata. Quedan apenas un par de horas para que salga el sol y tengamos que continuar nuestro camino.

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