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jueves, 28 de julio de 2016

Capítulos 56, 57, 58 y 59

Capítulo 56

Ya he recuperado totalmente mi apariencia humana pero no puedo olvidar lo sucedido. Ni lo que hice, ni lo que sentí. Me acurruco en un cráter provocado por mí en ese estado de descontrol. Lloro, me abrazo a mí misma acunándome y, sin darme cuenta, entonando la nana de mamá. Por el rabillo del ojo veo que un Ishtral malherido se acerca, tambaleándose, a mí.
-¡No te acerques!-le grito totalmente paranoica.
-Lyx. Ya está. Ya ha acabado. Estoy bien.- dice sin dejar de andar en mi dirección. Intento levantarme para alejarme de él pero las piernas me tiemblan tanto que caigo hecha un despojo humano. Debo de resultar patética. Mi cuerpo no responde y mi cabeza no puede dar más de sí. El sargento llega a mi lado y me levanta la barbilla para que le mire. Al principio rehuyo su mirada pero él me lo pide con un tono autoritario que me obliga a ceder. Justo cuando clavo mis pupilas en las suyas, él sonríe tiernamente y me besa. Cuando une sus labios con los míos siento como si todo lo que he hecho hubiera sido una pesadilla. Él pasea su lengua por mi boca y con sus pulgares, enmarcando mi cara, me seca las lágrimas. Cuando se separa, dejando su sabor en mí, me susurra:
-Siempre he sabido que eras arisca, pero no tanto.
Por estúpido que parezca, ese comentario me saca una mueca que parece asemejarse a una sonrisa. Al menos no me odia.
-Yo... lo siento. No sé... no sé qué me ha pasado. Quiero decir, jamás te haría daño. Yo.. yo...
-Tú nada. Ésa no eras tú, Lyx.
-Ojalá yo estuviera tan segura como tú.
-Entonces yo lo estaré por los dos. Sé que ésa no era la Lyx de la que estoy enamorado.
Me giro, con la cara sucia de lágrimas y cenizas y él me está mirando con oro fundido en sus ojos.
-La Lyx de la que estoy enamorado es ésta que está mirándome como si no mereciera un ápice de cariño. La que está aquí temblando de miedo y la que va a sacar fuerzas de donde no le quedan para vencer a esa maldita araña.
-Confías demasiado en mí.
-Porque tu confías demasiado poco.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por... ya sabes. Por quererme.
-Bueno, “gracias” no es lo que un hombre espera al confesarle su amor a una mujer pero teniendo en cuenta cómo tratas a Jake cuando éste te lo insinúa... mejor no te presiono.
Otra vez sonrío. Poco a poco voy calmándome. Quizá la rapidez con la que me estoy sosegando tras semejante acceso de locura es preocupante... o quizá simplemente me estoy acostumbrando a ser un monstruo.
-Vamos Lyx. Los demás habrán visto el fuego y estarán buscándonos. Sé que va a ser duro, pero querrán una explicación. ¿Puedes andar tú sola?
Quiero decirle que no porque es la verdad. Apenas puedo mover los pies sin que un temblor incontrolable se apodere de mi sistema nervioso, pero no voy a decirlo. Ya es cuestión de orgullo. No quiero que él me vea más patética de lo que ya me está viendo. Con un esfuerzo sobrehumano, y apoyada un poco en Ishtral, emprendemos la marcha hacia donde se encuentra el resto.

Capítulo 57

Todavía tiemblo pero el calor del cuerpo del sargento va apaciguando el dolor de mis músculos y su reciente confesión, mi corazón. Al parecer me había alejado bastante del resto en mi loca carrera, antes de ver a la anciana tejiendo. Aquel tapiz de hojas me había mostrado el mal de mi interior. Lo que puedo llegar a hacer si no me controlo. Ishtral parece leer mis pensamientos porque me dice que no me va a dejar sola ni un solo segundo, que se va a pegar a mí para intentar evitar que me transforme y, si lo hago, hacer que recupere el control.
-Necesito que me prometas una cosa.
-Dime.
-Si me vuelvo a transformar y no consigues hacer que reaccione... mátame.
Él se para en seco y me mira muy serio. Sé que le duele lo que le acabo de pedir pero no voy a convertirme en la asesina que “mi creadora” quiere que sea.
-Lyx, no puedes pedirme eso.
-Si me quieres, tal y como dices, lo harás.
-Es un poco cruel usar así mis sentimientos, ¿no crees?
-Sí, pero de verdad necesito que me lo prometas. Por favor, Ishtral.
-De acuerdo- dice suspirando-. Pero será solo en caso de que no haya absolutamente nada que te haga volver. Hoy he podido recordarte el momento en el que empezamos a conocernos y eso te ha hecho reaccionar.
-Cierto, me dejaste sin cena. Me debes una manzana.
-Eso sí que te lo prometo sin dudarlo.
Al llegar al campamento están todos completamente dormidos. ¿Cómo es posible? ¿Acaso no han oído los gritos? ¿Ni el humo negro ni el fuego?
A veces las ilusiones pueden llegar a ser muy reales, querida”.
-Todo ha sido una ilusión, Ishtral.
-¿Qué? Eso es imposible. El fuego era muy real y, perdona, pero la patada que me diste también lo era.
-Lo sé, para nosotros todo era real. El fuego, el dolor, los golpes, el humo... pero es como si lo que tú y yo hemos vivido, lo hubiéramos hecho dentro de una burbuja. Fuera de esa zona, nada se ha alterado. Nadie se ha dado cuenta de nada. Así es como recibí los arañazos en primer lugar. Todo fue una ilusión pero las consecuencias fueron muy reales. No puedo explicarlo bien, pero funciona así.
-Menuda forma de volverte loco. Juega con lo que tú has vivido, tu realidad, comparándola con lo que los demás han visto, la verdadera realidad libre de ilusiones. Qué retorcido.
-Bienvenido a mi mundo, toma asiento y disfruta de la experiencia.
-Al menos ya vuelves a ser tan sarcástica como siempre.
-¿Chicos? ¿qué hacéis? ¿por qué no estáis dormidos como el resto?-dice Jake somnoliento.
-Eh... esto... nosotros... bueno, nosotros estábamos...- comienzo hasta que Ishtral pone una mano en mi boca.
-Oh Lyx, no hace falta que reveles nuestros secretos. A él no le importa qué hacemos los dos solos y de noche, bajo la romántica luz de luna. ¿Verdad Jake?
Éste mira desafiante al sargento y luego, con decepción, a mí.
-No, no me interesa.-dice mientras se vuelve a tumbar.
Sé que quizá ha sido cruel pero jamás podré pensar en Jake como algo más que mi amigo. Por mucho que le duela. Quizá si piensa que he estado con Ishtral empiece a darse cuenta de ésto y deje de intentar algo conmigo que nunca pasará.
-No te preocupes. Lo superará- me susurra Ishtral leyendo mis pensamientos. Ambos nos acostamos y, aunque ninguno duerme, fingimos hacerlo.

Capítulo 58

Cuando los pocos rayos de sol capaces de penetrar a través del entramado de ramas y hojas nos besan las mejillas, uno a uno comienzan a despertarse. También Ishtral y yo aunque nuestras ojeras muestran que no hemos dormido. Lo primero, como cada mañana, es buscar algo que comer.
Jake, toma de la cintura a Neldrey y dice que irá con ella a buscar bayas o algún tipo de frutos. Ella sonríe con las mejillas ligeramente sonrojadas. Parece que a la chica rubia de verdad le gusta mi amigo y, tras el tiempo que compartimos juntas encerradas en aquellas jaulas y lo que me contó, creo que confío más en ella. Ya no me importa que quiera estar con él. Les sonrío con sinceridad y la mirada de ella se ilumina. Ha comprendido que no quiero ser yo quien se interponga entre ellos y que la acepto. Él ha entendido lo mismo pero, a diferencia de los de Neldrey, sus ojos se han oscurecido. Por fin acepta que entre él y yo no va a pasar nada.
-Yo voy a cazar algún animal- dice Flair mostrando su arco-. Blood, ve tú a por agua y que Rothian y Lyx se queden guardando nuestras cosas.
-Bueno, yo...-titubea el sargento, que no quiere dejarme sola.
-Sin problemas- digo mostrando una sonrisa. No puedo depender de él. Ya he decidido que no voy a volver a dejar que la locura me domine. Aunque, claro, es más fácil decirlo que hacerlo, y no es la primera vez que lo digo... Él asiente y Rothian y yo nos quedamos solas.
-Siento lo de ayer- dice la princesa-. No debí utilizar a Pete para enfadarte. Aunque es verdad lo que dije. Me he vuelto más fría, Lyx.
-Bueno, no eres la única que ha cambiado...
-¿A qué te refieres?
-Nada, no te preocupes. Yo también siento haberte amenazado. La verdad es que te echaba de menos.
Ambas nos miramos y en ese momento sé que Rothian ya se ha convertido en una pieza fundamental en mi vida.

Capítulo 59

Mientras tanto, Flair, solo en el bosque...

El joven de ojos oscuros, una vez lo suficientemente lejos de sus compañeros como para no ser oído, interrumpe su cacería, saca de su inmensa capa el transmisor y acerca el minúsculo micrófono a sus labios.
Reporte número cuatro. Habla Flair Maldow, espía de Su Majestad, perteneciente al cuerpo especial Z.

Nos encontramos más allá de la aldea de bastardos. Caímos presos por ellos, que se han visto reducidos drásticamente en número aunque, por lo que nos contaron, eso es algo que Su Majestad ya conoce. A pesar de que su líder no tenía intención alguna de retenernos por más tiempo, alguien vino a rescatarnos. Una joven enmascarada con un extraño poder, sin su máscara... Siento decir que aún no soy capaz de describir en qué consiste el don de esa mujer, lo que sí puedo afirmar (y ésto es lo más extraordinario) es que nuestra anónima salvadora resultó ser la Princesa Rothian, de Arala. Por lo visto era consciente de los planes de guerra y ha venido aquí sin el consentimiento de la actual Reina para negociar la paz. Mi hermana Neldrey ha sugerido que la manera más conveniente de obtener una tregua sería el matrimonio entre el Príncipe Drake y ella. Sé que la opinión de un mero peón como yo no merece siquiera ser escuchada, pero, humildemente, pienso que Su Majestad debería aceptar. Ésto podría darle mayor conocimiento a la larga sobre nuestro enemigo. Podemos utilizar a la chica. También he sabido que el tal Blood en realidad es el sargento Blood, de ahí su habilidad en combate. Pertenece a la Guardia Real; él podría resultar molesto. En cuanto al resto... al principio había cierta tensión entre ellos. Dejan que sus emociones se interpongan en su camino. Son débiles. Si nada digno de mención sucede, mi próximo reporte será a las puertas de La Capital.

Aquí finaliza el informe número cuatro. A la espera de nuevas órdenes.”

Una vez termina, el chico espera atento a la pantalla del transmisor:

Buen trabajo. Traiga a la Princesa sana y salva al Castillo. Protéjala. Los demás no importan. Una vez lleguen, serán apresados y la Princesa podrá tener audiencia con Su Majestad. Continúe con la misión.”

Flair asiente, obediente, saca su arco y, como si no estuviera clavando un puñal en la espalda de sus “amigos”, continúa su cacería.

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